El lunes festivo pasado, por la tarde, encontramos junto a nuestro amigo Jordi Escrig esta hembra de gorrión común (Passer domesticus) muerta junto a un edificio acristalado en el passeig Garcia i Faria. Es un punto fatídico, donde ya hemos encontrado otras especies como la curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) y el zorzal común (Tudus philomelos). En esta superficie chocan las aves a primera hora de la mañana, que es cuando se reflejan con nitidez el cielo y las nubes. Este es un claro ejemplo que también las aves urbanas, acostumbradas a los cristales, pueden distraerse y morir en ellos.
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