La colisión de aves puede entenderse como un fenómeno generalizado que deja un mayor y negativo rastro en las rutas migratorias que surcan nuestra geografía. Muchas especies, utilizan el litoral como referencia y cada una vuela a diferentes velocidades y alturas. Por tal motivo, la ubicación de edificios "puntos-negro" determina en ocasiones las especies que se encuentran colisionadas al pie de los mismos. Un ejemplo claro es el litoral de Barcelona Ciudad, desarrollado urbanísticamente tras los Juegos Olímpicos (1992) y el Forum de las Culturas (2004). La construcción de altos y acristalados edificio en muchas ocasiones ha supuesto una trampa peremne donde van mueriendo aves y aves. En esta zona, las especies más encontradas son la codorniz (Coturxnix coturnix), las currucas, en especial la carrasqueña (Sylvia cantillans) y la capirotada (S. atricapilla) o el petirrojo (Erithacus rubecula)...
Pero no faltan algunas menos habituales como el rascón (Rallus aquaticus) o la becada (Scolopax rusticola) de las que ya se han encontrado varios ejemplares cuando no son detectados de otra forma en esta ciudad. Pero, sin duda alguna, el "rey máldito" es el zorzal común (Turdus philomelos). Su velocidad en vuelo y sus llegadas masivas en octubre los hacen padecer específicamente este problema, muriendo quien sabe si centenares o miles de aves. Ilustramos la entrada con una imagen de Pedro Torres en Vilanova i La gektrú, ya que cualquier punto del litoral catalán es malo para morir...
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